Sigues oliendo a mar, manteniendo el encanto de tus casas,
todas ellas de colores, recuerdo de otras épocas.
Años en que los pescadores volvían en sus barcas
y ellas siempre esperaban.
Recuerdos de redes, de plazas de encuentros
y pausadas faenas,
de pieles quemadas, de velas izadas
y anclas echadas.
Pueblecito marinero, sigues oliendo a mar.