Te apagas. Es tu modo de despedida, de que todo vuelva a la calma. Y lo haces con una sonrisa, suave y cálida; dejándonos ese agradable sabor de boca para que tu recuerdo permanezca y deseemos que vuelvas.
Delicadamente vas dando paso a nueva estación, nos preparas. Empiezas a enfriarte, a enfriarnos. Que nos asentemos de nuevo, dices, que reposemos y saboreemos otros placeres, los que se palpan lento. Te vas a otras tierras, a calentar otra gente, a encender otros fuegos. Aquí esperaremos gustosos tu regreso.