LA NIEBLA DEL ACANTILADO – Cuentos de Verano

Dicen que ni siquiera había amanecido

cuando corrió hacia aquellos acantilados,

los más profundos y bellos del lugar.

Corrió empapada de lágrimas

y cuando llegó, permaneció en el borde,

mirando el horizonte, vislumbrando el nuevo día.

Fue entonces cuando todas se evaporaron junto al mar

y desde entonces, cada amanecer, se eleva la niebla;

dicen, para ocultar cualquier rostro llorar.