Aquellas Rosas Blancas que ella siempre esperaba, y siempre llegaban.
Dulces y tiernos aromas evocando momentos, los nuestros;
pasados y futuros, repletos de deseos.
Aquellas Rosas Blancas con olor a verano, a eternas nostalgias;
a leves sonrisas de labios y también de miradas.
Aquellas Rosas Blancas, cómplices de lenguajes
que no necesitan palabras.