Alguna vez fue ciudad de libres besos.
Por sus calles veías a la gente dándolos.
Labios fundiendo con mejillas, con otros labios.
Los hubo de amor, deseo, cariño, aprecio, saludo, y también llanto.
Algo salía de uno para quedarse en el otro.
Entonces llegó su ausencia, un vacío.
Dejaron de darlos. Querían y no podían.
Besos que se perdían. Empezaron a robarlos.