SU OLA – Cuentos de Verano

La estaba esperando. Sentado en su tabla sabía que era ella.

Segundos antes de cogerla, una sensación excitante

y a la vez placentera empezó a recorrerle. Era enorme.

Desde la arena pudieron contemplar ese espectáculo que fue verle danzar con ella.

Un vals acompasado, pero bravo como un tango.

Ella le atrapaba para volverle a soltar entre latigazos;

y él, iba y venía como en un juego de seducción.

De nuevo ella, ya a modo de dulce despedida

le dejó seguir su camino

acompañándole hasta la orilla.