ESTADO DE HIBERNACIÓN

No ha llegado aún el invierno, pero ya hibernas. Aletargado, preso de una apatía tal que te impide reaccionar. Disminuye tu ritmo cardíaco, tu respiración, pero el tiempo no detiene; pasan las horas, también semanas. Entras en ese sueño de ojos abiertos que miran sin ver. La desgana, abulia e indiferencia te paralizan y entras en estado de quiescencia.
¡Despierta!